(PD).- «Los acusados del 11-S se comportan de manera opuesta a los del 11-M». Pedrojota Ramírez sigue en su empeño de sembrar dudas sobre la autoría de los atentados de Madrid de 2004. «El supuesto organizador de los atentados que en septiembre de 2001 golpearon Manhattan demostró ante el tribunal militar que no ha cambiado su punto de vista tras 1.975 días de detención (celdas de aislamiento, palizas y exposición a temperaturas extremas). Todo un contraste con los condenados por el 11-M en Madrid«.
Durante tres años el diario El Mundo -apoyado en la Cadena COPE- ha estado poniendo en tela de juicio el sumario del 11-M. Llevando en muchas ocasiones al Partido Popular a su terreno, Pedrojota Ramírez no está dispuesto a enmendarse y, pese que la sentencia del 11-M, continúa enredando con la autoría del mayor atentado sufrido en la historia de España.
«El supuesto organizador de los atentados que en septiembre de 2001 golpearon Manhattan demostró ante el tribunal militar que ayer empezó a juzgarle en Guantánamo que no ha cambiado su punto de vista tras 1.975 días de detención, en los que ha pasado por celdas de aislamiento, palizas y exposición a temperaturas extremas. Todo un contraste con los condenados por el 11-M en Madrid, que negaron ante el juez su implicación en el atentado».
Dice el diario El Mundo:
«Sí, eso es lo que deseo. He estado esperando convertirme en un mártir durante mucho tiempo. Y, Dios mediante, lo lograré gracias a usted. Lo entiendo muy bien». Así respondió ayer Jalid Sheij Mohamed, el organizador de los atentados del 11-S en EEUU, en la primera jornada del juicio contra él en Guantánamo, cuando el juez le preguntó si comprendía que podía ser condenado a muerte.
Todo un contraste con el «nunca, nunca, nunca» con el que Rabei Osman, El Egipcio, respondió, en el juicio del 11-M, cuando su abogado le preguntó: «¿Ha tenido usted alguna relación, por mínima que sea, con el 11-M?».
Y se completa el artículo con las anécdotas:
«Desde luego, resulta imposible imaginar un guirigay de presos hablando dentro de su recinto, o incluso un agresión física, como el codazo que propinó uno de los españoles implicados en la trama de los explosivos al informante policial Rafá Zohuier. Parece además extremadamente improbable que en Guantánamo a alguien vaya a darle la risa, como al miembro de ETA Gorka Vidal cuando le preguntaron en Madrid si su grupo terrorista había tenido algo que ver con los atentados en Madrid».
«Los acusados también tenían grandes barbas sin recortar, de acuerdo con la costumbre de los islamistas radicales sunies, entre los que están los líderes de Al Qaeda y los del 11-M. Una vez más, el contraste era evidente con los procesados por atentado del 11-M en Madrid. Estos vestían ropa de calle y, los que llevaban barba, lo hacían a la manera occidental, es decir, bien cuidada y corta».
