(PD).- Como dos fieras. Sólo les falto tirarse de los pelos y arañarse. Y todo por el «bendito» Federico Jiménez Losantos. Isabel Durán y María Antonia Iglesias, periodistas que asisten con frecuencia al programa «La Noria», se enzarzaron en una discusión que derivó en ataques personales. Y de lo más sañudo. Al fondo, aparentemente, la libertad de expresión a debate.
Los tradicionales rifirrafes del programa La Noria subieron este sábado por la noche el tono más de lo habitual. Hasta el extremo de que una de las participantes en el espacio de Telecinco amenazó con abandonar el escenario.
Un político, Alberto Ruiz-Gallardón, sentó el pasado miércoles en el banquillo de los acusados a un periodista, Federico Jiménez Losantos, una imagen insólita en la etapa democrática de España.
El director de La Mañana de la Cadena COPE, que insultó gravemente a Gallardón hasta el extremo de decir que no le importaban los muertos del 11-M, se enfrenta a una petición de pena de 168.000 euros de multa por las injurias graves con publicidad que le imputa el alcalde de Madrid.
Y quedará marcado como «delincuente», si se estimase que las «críticas» que vertió contra el regidor fueron delictivas. El fiscal apoya que esto sea así, aunque rebaja a 72.000 euros la petición de pena.
«¿Está en juego la libertad de expresión?»
La polémica estaba servida. Isabel Durán y María Antonia Iglesias, dos de las periodistas que asisten con frecuencia al debate del espacio La Noria que presenta Jordi González, se enzarzaron como fieras corrupias.
Al inicio mismo de la emisión, Durán e Iglesias mantuvieron encontradas opiniones acerca del caso. La una defendía la voz de Jiménez Losantos. La otra censuraba abiertamente al comunicador y a la emisora de la Conferencia Episcopal Española.
Desde su primera intervención, Durán reclamó contextualizar las aseveraciones de Jiménez Losantos contra Ruiz-Gallardón:
«Unas investigaciones periodistas ponían en tela de juicio las investigaciones sobre el 11-M, el Partido Popular decía «queremos saber la verdad» y el alcalde de Madrid pedía obviar políticamente el asunto y, políticamente, tuvo una respuesta periodística».
Enfrente, Iglesias exigía poner coto a lo que calificó como «la libertad de injuria»:
«No puede haber libertad para la indefensión de la clase política. Federico Jiménez Losantos ejerce el matonismo, la intimidación».
En los minutos siguientes, Isabel Durán hizo un amago de levantarse y marcharse ante las continuas interrupciones de María Antonia Iglesias.
«Pero, ¿tú respetas la libertad de expresión?», llegó a preguntar en voz alta Durán.
«Muchísimo antes que tú», replicó quien fuera durante más de una década la directora de Informativos de TVE. «No tengo la menor duda – señaló la copresentadora del programa La Espuela de Intereconomía -. Yo iba al colegio cuando murió Franco. No soy contemporánea de Fraga. Tú sí».
Apenas llevaban cuarto de hora de debate e Iglesias monopolizaba el tiempo repitiendo que «ningún político podía soportar villanías» como las lanzadas por Jiménez Losantos.
Durán explotó:
«Eres la Inquisición, María Antonia. Tú eres una maquina de insultar. En el último programa, me tildaste de fascista y extrema derecha».
«Mientes», replicó Iglesias. «Ahora no te insulto – incidió – te defino. Eres una mentirosa».
Las dos tertulianas vivieron sumidas en un estado de convulsión constante, atrincheradas en sus posiciones monolíticas que devinieron en debate infructuoso.
Entretanto, Enric Sopena, director de Elplural.com, se desgañitó requiriendo que el cardenal, monseñor Antonio María Rouco Varela, se sentase en el banquillo junto a Federico Jiménez Losantos.
Junto a Durán, Iglesias y Sopena, en La Noria participaron Ernesto Ekaizer (Público), José Carlos Villanueva (El Mundo) y la abogada Paloma Zorrilla.
Por cierto, los SMS enviados por los telespectadores y que podían leerse en pantalla fueron en su mayoría de este tenor: «Viva la COPE»; «Losantos es de las pocas voces que quedan al pueblo»; «Losantos necesitamos gente como tú» o «Federico, presidente».
