(PD/Agencias).- Se pueden hacer 30 llamadas telefónicas a un mismo número en dos minutos? Ocurre cada día con algunos números que tienen el prefijo 905, y al cabo de unas semanas llega una factura de 300, 400 o más de 1.000 euros, porque cada llamadita de 4, 5 o 7 segundos supone 95 céntimos, más IVA.
La parte correspondiente al establecimiento de la llamada se la queda la compañía telefónica; el resto, el titular de la línea.
Más allá de la ludopatía que hay en parte de los usuarios de estos números, las organizaciones de consumidores reclaman medidas respecto a lo que consideran al menos prácticas irregulares y desde el Ministerio de Industria se estudia el asunto por si hubiera que volver a legislar al respecto.
Explica Lluís Sierra en La Vanguardia que el uso de los números telefónicos que se inician con el prefijo 905 en concursos televisivos y radiofónicos está dando grandes disgustos a consumidores que no caen en la cuenta de lo caro que puede resultar hasta que les llega una factura. Esta práctica lleva meses preocupando a las organizaciones de consumidores, que han detectado un aumento de las quejas por este problema.
El 905 es el prefijo más utilizado para participar en concursos televisivos o intervenir telefónicamente en espacios en directo. Cada vez hay más casos de usuarios que se sienten estafados cuando se encuentran con facturas telefónicas que pasan de decenas a centenares de euros.
Este suma y sigue de llamadas funciona de varias maneras. Un ejemplo es el siguiente: un telespectador llama a un 905 para intervenir en un programa o participar en un concurso.
Se le informa de que para entrar ha de colocarse en una lista de diez personas que también llaman. Si no está entre esos 10, vuelve a llamar… Cada vez que coja línea, se le cargarán 0.95 euros. En algún otro caso, el precio por minuto se incrementa a medida que pasa el tiempo, de manera que el último tramo de la llamada multiplica el del primero.
Un paseo por foros de usuarios de telefonía en internet, aun con las reservas propias del relativo anonimato de los participantes, permite hacerse una idea aproximada del problema.
Primer ejemplo:
«Cuidado con el número 905…. Una llamada se ha transformado en 22 y de un importe de 1 euro y poco me han facturado 23 euros».
Segundo ejemplo:
«En la factura de mayo me han pasado 168 euros, que con IVA son casi 200, de llamadas al 905… que no he hecho. ¡Más de 100 llamadas en menos de una hora!». Hay más: «Me han facturado 27 llamadas en menos de 8 minutos, todas ellas con duración de entre 2 y 6 segundos el día 31de mayo, a un precio de 1,60 euros cada una, total, la gracia de 43.20 euros «.
Estas quejas no suelen prosperar cuando las compañías telefónicas (que se quedan con la parte del pago correspondiente al establecimiento de la llamada) revisan las facturas para comprobar su corrección. «Algunos de estos concursos se basan en la rellamada -comenta una portavoz de Telefónica- y los usuarios pueden no ser conscientes de que con el botón de rellamada están haciendo una nueva llamada». Según Telefónica, cuando revisan los recibos no se suelen encontrar fallos: «Las llamadas se han hecho, aunque a veces puede haber sido una persona del entorno del titular del teléfono».
Corre una leyenda: que al llamar a uno de estos números, el de origen de la llamada queda de alguna manera enganchado o pinchado al 905… y provoca llamadas desde el destino… En Telefónica desmienten la posibilidad técnica de un fraude así.
Sin hacer caso de la leyenda, la Organització de Consumidors i Usuaris de Catalunya (OCUC) alerta sobre esta casuística.
«Nos llegan casos de cuando en cuando, con facturas telefónicas que aumentan desproporcionadamente, con varias llamadas al mismo número en el mismo minuto -dicen en la OCUC-. Muchos dicen que no han llamado a ese número, pero sí lo han hecho». El problema para la OCUC es que «no son números fraudulentos, pero tampoco están regulados, y no se pueden restringir las llamadas como con los de tarificación adicional».
Entidades como la Organización de Consumidores y Usuarios de España o la organización navarra de consumidores Irache han instado a la Administración a que se regule el uso del 905.
Irache denunció hace unos meses como uso fraudulento el de este prefijo para concursos y pidió a la secretaría general del Estado de Telecomunicaciones que estos números fueran tratados como teléfonos de tarificación adicional (lo que obliga a más requisitos y controles) o que se impida su empleo en estos concursos.
Un portavoz del Ministerio de Industria dijo a esta redacción que, aunque no se dispone de un registro discriminado de las quejas por estos teléfonos y aunque pueda haber aumentado su número, no llegan a representar ni un 1% de las recibidas por facturación de telefonía móvil y fija (para quejas por internet, www.usuariosteleco.es). Aun así, se tiene conciencia de que los 905 proliferan y «se está estudiando «si hay que adoptar nuevas medidas al respecto.
La calificación o no de tarificación adicional es clave en este asunto. Que un número sea de tarificación adicional supone, entre otras cosas, que cuando se marca ha de ofrecer durante unos segundos y de manera gratuita información del propietario del número, el coste que va a suponer la llamada y la prohibición de su uso por menores de 18 años.
El usuario puede exigir a la compañía Telefónica que bloquee el prefijo en su teléfono, para que ni él ni nadie de su entorno pueda llamar. Lo mismo se establece para páginas web en internet. Eso no ocurre con los números 905, que no se pueden bloquear.
En el 2005 se aprobó una nueva regulación de los números de tarificación adicional. En febrero de ese año se había sancionado y retirado su permiso de tarificación adicional a Telesierra, una televisión local de Madrid que, como otras varias, había sido investigada por uso fraudulento de estos números. La nueva regulación estableció que la tarificación adicional corresponde a los prefijos 803 (contactos y eróticos; servicios para adultos); 806 (ocio y entretenimiento; concursos…) y 807 (servicios profesionales; psicología on line, médicos…). Antes se habían usado los prefijos 903 y 906.
Establecidos los 800, se empezó a usar el 905, en lugar del 806 que sería lo congruente. Manuel Arizcun, de Irache, afirma que «cuando se estableció la normativa, descendió de golpe el número de quejas por los números 800 y empezaron las de 905». En muchos de estos 905 se avisa del coste de la llamada y de la identidad del propietario, pero no es obligatorio hacerlo. Y no siempre se utilizan igual. Hay cadenas de televisión que son propietarias de las líneas 905 que utilizan en sus concursos, lo que ha de permitir una garantía adicional de control. En otras ocasiones no son las cadenas, sino las productoras de programas quienes tienen esos los contratan con terceros.