El PP concluye «de facto» su boicot al Grupo PRISA

(PD/Agencias).- Ya había habido signos de distensión, como la presencia de Rajoy en el velatorio de Polanco o la entrevista a «El País» de Daniel Sirera, que ahora repite Manuel Fraga, el presidente fundador del partido.

Todo parece indicar que con el fallecimiento de Jesús Polanco, y por la vía de los hechos, el PP considera ya cosa del pasado el boicot al Grupo Prisa. Lo decretaron los populares en marzo tras las palabras del magnate mediático acusándoles de querer volver a la Guerra Civil.

Primero fue Daniel Sirera quien concedió una entrevista a El País al ser elegido presidente del PP catalán, y este domingo es el mismísimo presidente-fundador del partido, Manuel Fraga, quien lo hace. Como siempre, con contenido y sustancia, y teniendo enfrente nada menos que a María Antonia Iglesias.

El título elegido por El País es duro: «Si ETA vuelve a matar, también serán culpables los que negocian con ella».

Con 84 años, trabajando entre montañas de libros y papeles desde las ocho de la mañana, Fraga responde sin tapujos a cuestiones envenenadas, como por qué él no pidió a Felipe González las actas de las negociaciones de Argel de 1986:

«Es que a mí entonces, durante aquellas negociaciones, me llamaron al Ministerio del Interior varias veces, me tuvieron informado y pude influir en lo que se hizo y en lo que no se hizo. Ellos sí que actuaron correctamente, sí que me dieron explicaciones de lo que se estaba haciendo… Siempre estuvo claro que no se podía hablar con los terroristas sin informar a la oposición. Creo que en aquellas circunstancias el Gobierno hizo las cosas de muy distinta manera… Yo veía en González la intención de buscar un avance en la solución del problema del terrorismo, en la lucha contra el terrorismo, a través de un consenso con mi partido, entre el partido mayoritario de la oposición y el partido socialista que estaba en el poder. Todo lo contrario de lo que está sucediendo ahora con el señor Zapatero».

No es el único reproche que Fraga hace al actual presidente del Gobierno: también el intento de destruir el legado de la Transición. «Estamos asistiendo a un error muy grave, a un grave fallo», destaca, «como es haber querido revisar todo lo que se ha conseguido en la Transición. Ahí sí que hay una gran parte de responsabilidad en los actuales gobernantes, en los socialistas, que han aprobado leyes tan absurdas como la de la Memoria Histórica, o la Educación para la Ciudadanía, que es un disparate». Zapatero busca «motivos de enfrentamiento», «actúa por resentimiento personal y está dispuesto a reabrir la primera parte de la Transición».

Y no tiene complejos al hablar de historia: «Hubo una amnistía y no se trata ahora de hacer nuevas leyes. Todo el mundo tiene derecho a enterrar a sus muertos. Pero los muertos amontonados son de una guerra civil en la que toda la responsabilidad, toda, fue de los políticos de la II República. ¡Toda!».

Poco afín a lo políticamente correcto, Fraga reconoce sus debilidades físicas (en la pierna izquierda), pero no le importa presumir de cazador: «Este año he matado el ciervo mayor de toda mi vida. Fue en la berrea de Burgos, y era un bicho que dio 20 puntas y 217 puntos, lo que es una medalla de oro».

Y es que Fraga, a estas alturas, siempre dice lo que piensa. «Como es natural».

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