(PD/Agencias).- En la reunión de la Asociación Mundial de Periódicos (WAN), que acaba de terminar en Ciudad del Cabo, se ha llegado a una conclusión que, a estas alturas, casi resulta perogrullesca: antes de cinco años, el medio preferido por la población para la recepción de noticias e información será Internet.
Todos los expertos reunidos en Sudáfrica han coincidido en que los diarios han cambiado y hoy deben recurrir a Internet para «funcionar» dando noticias las 24 horas del día.
De acuerdo con una encuesta realizada a cerca de 9.000 adultos de siete países del mundo, entre ellos España. El incremento del uso de Internet supondrá la pérdida de liderazgo de la televisión como medio favorito.
La gran mayoría de los 8.749 entrevistados en Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Italia, España, Alemania y Australia consideran que, en cinco años, su principal fuente de información dejará de ser la televisión y lo serán las noticias online.
Tan sólo los ingleses y los alemanes mantendrán la televisión como preferida. De ahí la importancia de que los periódicos potencien sus versiones online.
Como escribe en La Nación el analista Rodolfo A. Windhausen, ese tardío reconocimiento es una muestra más de que los adelantos tecnológicos tardan en incorporarse a la corriente principal de los acontecimientos en el mundo contemporáneo y fuerzan a muchos a ver la realidad con otros ojos.
Pero además de ese hecho, fácilmente comprobable, habría que señalar, para refrescar la memoria, que los pronósticos apocalípticos sobre la desaparición de los diarios como medios de comunicación -que no se han cumplido y probablemente nunca se cumplan- carecen de fundamento. Así como la radio no desapareció como medio de información por la aparición de la televisión, tampoco los periódicos desaparecen por la creación de la Red.
Y salvo el caso excepcional del telégrafo -que de todas maneras sobrevivió más de 100 años-, lo que se comprueba de manera indiscutible es que los medios se transforman, no se pierden.
En la historia del periodismo contemporáneo hubo ya muchas otras transformaciones; por ejemplo, la transmisión de radiofotos y la creación de las teletipos, que fueron fenómenos que no eliminaron nada, sino que contribuyeron a mejorar las comunicaciones (y la apariencia de los diarios) en todo el mundo.
Tampoco la aparición de las computadoras personales hizo que desaparecieran los periódicos impresos en papel y tinta, sino que los cambió, mediante un instrumento de innovación tecnológica: sólo sustituyó a las viejas y ruidosas máquinas de escribir. (Y reemplazó el telégrafo por la comodidad de los correos electrónicos instantáneos.)
Prácticamente no hay ya periódicos, revistas, semanarios o mensuarios que no tengan una versión electrónica disponible online y, por tanto, accesible a muchos millones de personas en todo el planeta.
De la misma manera, el llamado «periodismo ciudadano», con los blogs o bitácoras personales en la Red, ha contribuido a la libertad de expresión y, salvo en casos como el de China, ha eliminado de manera virtual la censura y proporcionó atajos a las formas más libres del pensamiento.
Sencillamente, hoy se escribe más, tal vez incluso mejor y de manera ciertamente distinta. Aún no están resueltos del todo los problemas que la tecnología plantea desde el punto de vista de los derechos de autor y la propiedad intelectual de ciertos contenidos, pero no hay que desesperar, ya se resolverán, de manera más o menos ingeniosa.
Las conclusiones de encuentros como el de la WAN, lejos de ser profecías de un Apocalipsis o una muerte prematura de la prensa, son apenas una confirmación de que estaba en lo cierto aquel dramaturgo español que escribió: «Los muertos que vos matáis gozan de buena salud».
